Ruta de los Arroyos

El recorrido discurre por lugares solitarios y parajes de primitiva y austera belleza donde no hace muchos años los lobos buscaban los animales heridos o enfermos de los rebaños trashumantes de merinas que cruzaban estas sierras por la Cañada Real Leonesa. Una historia que justifica topónimos como el cerro del Cebo de los Lobos o el Collado de la Loba.

La ruta comienza en la plaza San Ramón Nonato de Robledondo y sigue por la Solana del Ventisquero, el Puerto de Malagón, Embalse de El Tobar, Arroyo de El Tobar, Cuerda de la Nagradera, el arroyo de Majadahonda y vuelta a Robledondo. Es la zona donde se alcanzan cotas más altas de todo el término municipal (1500-1600 m).

La vegetación es típica de una paramera, destacando el piornal. Existen igualmente manchas importantes de pino silvestre. Las cumbres son en su mayoría de granito y gneis. Las vistas son magnificas hacia la zona del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, La Herrería, Machotas, San Benito y Santa María de la Alameda. Contemplaremos también un magnífico enebral del que los pastores destilaban una especie de pez o brea con la que los pastores curaban los cortes de las ovejas tras el esquileo.

Al tratarse de una zona con una antigua tradición ganadera y distribuida en diferentes núcleos de población, conserva numerosos ejemplos de arquitectura agropecuaria en Navalespino, Robledondo y Las Herreras, como potros de herrar ganado, herrerías, pilones, pajares, así como los antiguos hornos de cal.

Además de numerosos espacios naturales de interés, como las parameras de Santa María (Cerro de la Cabeza -1680 m-, San Benito -1626 m-, La Cepeda y los Altos del Malagón), destaca la Red hidrológica, que incluye los ríos Aceña y Cofio, arroyo del Hornillo, arroyo del Tobar y presa del Tobar. La vegetación y usos del suelo está marcada por una gran riqueza forestal, con bosques de robles y pinos, e importantes extensiones de monte bajo.

• Parameras de montaña de las últimas estribaciones de la Sierra de Guadarrama, con un importante peso de la ganadería extensiva y de su legado cultural e histórico en los asentamientos que salpican los lugares más abrigados.
• Calidad piasajística muy alta y abundante presencia de fauna silvestre, destacando la rica comunidad de aves que habita estos parajes.